ALGUNOS RUIDOS Y SUS NIVELES
- Pájaros trinando: 10 db - Claxon automóvil: 90 db - Rumor de hojas de árboles: 20 db - Claxon autobús: 100 db - Zonas residenciales 40 db - Interior discotecas: 110 db - Conversación normal: 50 db - Motocicletas sin silenciador: 115 db - Ambiente oficina: 70 db - Taladradores: 120 db - Interior fábrica: 80 db - Avión sobre la ciudad: 130 db - Tráfico rodado: 85 db - Umbral de dolor: 140 db
MÁXIMO PERMITIDO DE RUIDOS EN EDIFICIOS PUBLICOS
- Hospitales: 25 db - Bibliotecas y Museos: 30 db - Cines, teatros y Salas de conferencias: 40 db - Centros docentes y Hoteles: 40 db - Oficinas y despachos públicos: 45 db - Grandes almacenes, restaurantes y bares: 55 db
El ruido ambiental genera efectos nocivos importantes sobre la salud y la calidad de vida de la población. Estudios han demostrado la relación de contaminación acústica con:
- Pérdida auditiva - Que puede ser significativa a partir de los 75 dB. (Si usted escucha un silbido en el oído, es una señal de alarma de que su audición está siendo dañada.) Los sonidos repentinos y muy fuertes, como el de una explosión, pueden llegar a perforar el tímpano.
- Alteraciones hormonales - A partir de niveles de ruido de 60 dB se observan alteraciones en los niveles de algunas hormonas, entre ellas aumento de secreción de adrenalina y noradrenalina (potentes vasoconstrictores).
- Disminución de la secreción gástrica - Y por tanto problemas digestivos.
- Aceleración del ritmo cardiaco, la tensión arterial y la respiración - Esto, cronificado, puede dar lugar a estrés y agravamiento de problemas cardiovasculares (los ruidos fuertes y súbitos pueden incluso provocar infartos en enfermos de corazón).
- Perturbación del sueño - A partir de 45 dB de ruido, se producen alteraciones del sueño que pueden convertirse en crónicas.
- Cansancio, dolor de cabeza, irritabilidad y aumento de la agresividad.
- Falta de concentración y disminución del rendimiento intelectual.
- Dificultad para el aprendizaje y el lenguaje en los niños, por una merma en la capacidad de memoria y atención.
- Contracción de los músculos, lo que puede dar lugar a problemas de cervicales o espalda.
- Depresión del sistema inmunitario.
- Problemas en la comunicación.
- Incluso problemas de laringe por el sobreesfuerzo de tener que hablar alto.
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